La verdad es que hoy no me pienso poner tacones, ni me pienso poner tacones otro día. En dos ocasiones he usado, una por un reto y otro por un día que me disfrazaron en el trabajo, y la verdad tengo que decir que son incómodos aunque un buen par puestos en los pies correctos pueden llegar a ser un estimulante visual.
¿A qué viene todo esto? Quizás pensaron que iba a escribir acerca de los hombres que se transforman en mujer, pues no. Respeto a los que lo hacen, pero creo que ni “cambiando los pantalones por las faldas” llegaremos a entender lo que es ser mujer, pero si cosas que aprender de ellas.
Queda como anillo al dedo escribir un poco de lo que “significa ser mujer” (visto por mis ojos) hoy que es el Día Internacional de la Mujer. Hay tantas cosas que he llegado a admirar de las mujeres que muchas veces nos hace falta a los hombres. Estas son algunas lecciones que he aprendido a lo largo del tiempo de las mujeres que me rodean. Desde mi mamá, abuela, tías, primas, amigas, catedráticas, compañeras y jefas.
“Amor de madre es un amor infinito”
Para muchos Aventuro no es un grupo de su agrado, pero debo admitir la historia que cuenta en su canción Amor de madre se asemeja mucho a lo que una madre es capaz de hacer por sus hijos. Es un amor que no puede ser medido y tampoco tiene barreras. Una madre es capaz de proteger a sus “bebés” (admitamos que para ellas siempre seguiremos siendo sus bebés) a capa y espada. Por muchas que sean nuestras diferencias, aunque las peleas sean constantes y de vez en cuando crucemos palabras en un tono elevado una madre siempre nos va a perdonar, porque el amor lo perdona todo. Nuestras decisiones muchas veces van a ser para ellas difíciles de aceptar, pero siempre nos van a apoyar en lo que puedan.
Recuerdo hace poco tiempo me hicieron unas preguntas en el trabajo. Una de ellas “¿A quién admiras?”. “A las madres solteras que trabajan arduamente para poder llevar un plato de su comida a su casa” respondí. La vida para ellas nunca siempre es fácil y siempre responde que trabajan sin descansar para que sus hijos puedan tener lo mejor. Las mujeres, madres solteras o con pareja, son capaces de quitarse el pan de la boca por dárselo a sus hijos porque ese amor desentiende las necesidades personales.
Al mal tiempo buena cara…
… buena cara aunque esto conlleve un buen maquillaje. Maquillarse aunque parezca algo bastante sencillo es todo un arte. Un arte que va más allá del de verse más bonitas. Ellas logran, con o sin maquillaje, darle siempre buena cara a los momentos más difíciles de la vida. Logran disfrazar lo que verdaderamente piensan o sienten y es algo que a los hombres muchas veces nos enoja. Disfrazan muy bien que puedan sentirse derrotadas, pero logran sacar fuerzas que muchos nos preguntamos de dónde para poder lograr ganar la guerra. He aprendido que vivir lamentándose algo no trae nada bueno y que uno siempre tiene ese extra para dar. Que caerse significa levantarse y volver a luchar por lo que uno más quiere.
Saber amar y perdonar por un lado y dar ese extra sin importar que por el otro, son de las lecciones más importantes que he aprendido de mujeres. En cada una de ellas hay algo especial que pasamos por alto. Cada una nos puede enseñar algo valioso que si nos tomamos el tiempo podemos aprender. Tenemos que aprender que ellas contribuyen de manera significativa a la sociedad y sin ellas no estaríamos o seríamos lo que somos hoy. A las mujeres de las que he aprendido, que son bastantes, les digo gracias. Gracias por existir y enseñarnos a ser mejor.